¿Qué hay detrás de los números del Código ADNe®?
A menudo se acusa a los números de ser fríos, rígidos e incluso inhumanos. Se les percibe como entidades abstractas, carentes de emoción y significado propio. Sin embargo, la realidad es que nuestra vida no podría existir sin ellos. Son la base de nuestro entendimiento del mundo y, aunque muchos prefieran refugiarse en las palabras, lo cierto es que ambos lenguajes (el verbal y el numérico) están tan pegados como las piedras al suelo.
Los números, lejos de ser meras herramientas de cálculo, constituyen el código oculto que rige nuestra existencia. Todo lo que nos rodea puede ser expresado en términos numéricos: desde el PIN de tu tarjeta bancaria hasta tu número de identificación personal. Pero hay un código aún más profundo, un código que revela quién eres en esencia: El Código ADNe® (ADN Emocional).
Compuesto por siete secciones, permite interpretar el comportamiento humano en su totalidad: su pasado, su presente y su futuro.

El Código ADNe®
Dicho código es el resultado de años de investigación para conseguir, a través de un modelo matemático, la mayor y más precisa aproximación a la réplica del modelo sináptico de un individuo, estructurada en 7 secciones o factores.
Los siete números que dan sentido a las diferentes secciones del ADNe® carecen de relevancia de forma aislada. Así como las letras se combinan para formar palabras y frases con significado, los números interactúan entre sí, modificando su magnitud, acentuando su precisión y aportando nuevos matices.
Cuando comprendemos la combinatoria del Código ADNe®, los números nos llevan a un nivel aún más profundo: el de la Algoritmia. En este ámbito, las relaciones entre valores crean patrones interconectados, dando lugar a cadenas que pueden responder prácticamente a cualquier pregunta sobre la mente humana. Es aquí donde nace la interpretación de los Neurofactores, determinantes en la configuración del carácter y el comportamiento de cada individuo.
Al igual que tres notas forman un acorde, que los aminoácidos se combinan para crear proteínas o que las letras se entrelazan para dar sentido al lenguaje, los números, a través de sus relaciones y estructuras, revelan nuestra manera de ser y de estar en el mundo.
Gracias a ellos, podemos descifrar enfermedades, calibrar síntomas, entender patrones de conducta y predecir tendencias. La música, la psicogenia y la biología molecular son ejemplos perfectos de cómo la combinatoria matemática se traduce en emociones, recuerdos y sentimientos.
Del Número al Dato, del Dato al Código
En la era de la información, los números han adoptado un nuevo nombre: Datos. Están en todas partes, influyendo en nuestras decisiones, definiendo tendencias y transformando nuestra comprensión del universo.
Un número absoluto expresa una cantidad fija, aportando fuerza y precisión. En cambio, un número relativo cobra sentido solo cuando se conecta con otros valores. Basta con establecer relaciones entre ellos para que lo que parecía aislado se convierta en un conjunto de datos con significado. Así, el número y el dato pueden entenderse como sinónimos, y su combinación da lugar a algo aún más poderoso: El Código.
La expresión de dicho código transforma resultados en variables, generando cadenas en racimo que describen y predicen nuestra personalidad.

Leer los números
Como decía el Premio Nobel de Medicina en 1965, François Jacob: “El código no se equivoca”.
Se refería a que el código genético es altamente preciso y que los errores en su expresión no provienen del código en sí mismo, sino de fallos en la maquinaria celular. Algo así como que el código es correcto pero no tanto el uso que hagamos del mismo.
Siguiendo esta lógica, un valor de “92” en la segunda sección del código ADNe® (Pr) de un individuo indicaría una clara inclinación hacia la vigilancia fiscalizadora, mientras que un “86” en esa misma sección reflejaría una elevada tendencia a la generosidad y al altruismo.
Es fundamental comprender que este ejemplo no implica una relación lineal. Es decir, dos personas con el mismo valor en dicha 2ª sección (Pr) no se comportarán de manera idéntica si el resto de su código presenta diferencias significativas. Sería tan erróneo como afirmar que dos proteínas son iguales solo porque ambas contienen el aminoácido tirosina.
Ahora bien, observemos cómo la combinación de valores puede alterar el comportamiento.
Si el dato “92” en la segunda sección se combina con un “95” en la séptima sección (Mn), la vigilancia fiscalizadora estará orientada a la búsqueda del beneficio propio. En cambio, si la séptima sección muestra un valor de “68”, la misma vigilancia adquirirá un matiz protector. Sigue siendo vigilancia, pero con una progresión futura completamente distinta.
Así, la estructura del Código ADNe® se compone de siete secciones con un rango de valores entre 0 y 100. Una vez combinados e interpretados, estos valores aportan información precisa sobre el comportamiento de un individuo.
Por ello, lejos de ser fríos o inertes, los números son la esencia oculta de nuestra realidad. Nos revelan secretos, nos explican fenómenos y nos ayudan a anticipar el futuro.
En cada Código ADNe® hay una historia esperando ser descubierta. El código de cada persona tiene escrita esa historia y, como bien dijo F. Jacob, no se equivoca.
El que puede equivocarse… es usted. O yo. El Código no.